jueves, 29 de abril de 2010

Nuestros Días


Quizás no lo entienda del todo, me declaro ignorante del tema, totalmente en otro mundo, aunque le diga mil veces que estoy con él y entiendo cómo se siente, sabe que no es posible.

Cada día cuando despierta, supongo que se pregunta la razón, la causa, y siento que no es el único, yo hasta el momento pretendo que nada sucede, que nada cambio, que las horas no pasan y que un día aunque yo me enoje mucho, me dirá riéndose a carcajadas que todo es un muy mala broma y que nada anda mal con su salud.

Y cuando lo escucho, cuando puedo identificar en el tono de su voz esa tristeza, trato de distraer su atención, intento no mostrarle ahora en mi voz que sé lo que pasa, que se que se esfuerza, que sé que ha llorado en silencio muchas veces, pero que cuando suena el teléfono y soy yo, entonces sonríe y se limpia el rostro para no verse afligido… ¡cómo si yo pudiera verlo!

Me arrepiento hoy de todas las veces que por mucho menos pedí a Dios que el tiempo pasara, de las veces que lloré por algo que parecía ser el fin de mi vida, de las noches que no dormí pensando si alguien me quería lo suficiente…

Hoy no es cualquier persona, no es alguien simplemente, hoy sé que el tiempo avanza y pido que Dios nos de más, hoy quiero que los relojes se detengan, quizás que retrocedan un poco, unos días, un par de semanas…dos o tres meses, y entonces iría a verlo, lo abrazaría fuerte, le diría que sí, sin pensarlo tanto.

Sé que su amor es mucho más que lo “suficiente” que un día espere, sé que su fuerza está en el corazón pero que el cuerpo no le responde, sé que los días pueden traer cosas buenas, pero quizás el termino “bueno” sea que él no sufra más…y yo tengo que aceptarlo.

No puedo juzgarlo, yo misma tengo miedo, también lloro a escondidas cuando no hablo con él y aunque no lo sabe, me seco las lágrimas para que no me vea afligida… ¡cómo si pudiera verme!

Hoy me dijo ¡Gracias! Y yo pregunte ¿por qué?...

Contesto: Tú sólo di ¡de nada! Sabes lo que significa que estés aquí aunque sea al otro lado del teléfono.

viernes, 16 de abril de 2010

Según Quien...


El día en sí ha sido extraño, las cosas han pasado lentamente, he estado a punto de gritar enojada por diferentes razones:
El taxi que nuca paso, el Internet que nunca funciono, el auto hacia otra dirección, la llamada perdida, la gente de mal humor…en fin.
Hoy es jueves, los días van pasando y queda poco tiempo, cada vez menos para disfrutar de las mil cosas que quiero hacer, aunque hay algunas que ni he intentado.

He cambiado patinar por dormir más horas, y cuando después de tanto me levanto, pienso de inmediato que al menos una vez debo salir a la calle y dar al menos una vuelta para que haber cargado los pesadísimos patines no sea en vano.

Aunque debo decir algo, la verdad si voy o no, finalmente no hay que explicar nada a nadie, quizás un poco a mi espalda o a la de quien me ayuda a subir o bajar la enorme maleta que sigue en mi cuarto por el momento detenida esperando el siguiente destino.

Hoy me desperté más temprano que otros días, pero fue difícil, mucho más porque ayer no fue fácil conciliar el sueño, las noticias, las situaciones que no entiendo de pronto se juntan y sacuden mi estabilidad.

Alguien me dijo que estoy muy mal acostumbrada a tener el control sobre casi todo, a hacer las cosas de tal modo que si no salen como espero simplemente como espero entonces me enojo y me voy.

Ayer hice algo que ni yo misma entiendo, me porte como niña, y no hablo de un berrinche, que quizás tiene un poco de eso, hablo de correr y escapar de lo que duele, de lo que no me gusta, quería ir con alguien y decirle cuanto me había lastimado lo sucedido, pero entonces hice algo distinto, fui a mi cuarto y me encerré para llorar.

Me causa gracia decirlo, aunque ayer no tanto, no tarde mi 10 minutos quejándome de lo mal tratada que había sido (según yo ) y me dormí, no sé si 2 o 3 horas…

Sonó el teléfono, al otro lado una voz agradable preguntando donde estaba y que tal iba todo…entonces volví a sentirme especial, como me gusta.

Alguien dijo que debo cambiar, que debo pensar si antes hice algo incorrecto, si me fui de casa de manera impulsiva…independizarme a los 23… ¿eso es tan malo?

Cuando uno toma las decisiones la mayor parte del tiempo se supone que sepa que habrá consecuencias, y no sólo eso, se supone que pueda ser capaz de asumirlas. No sé si en todas las ocasiones he reaccionado adecuadamente, pero creo que no estoy tan mal, la he librado, lo he resuelto, y sigo aquí, convencida de que hice si no lo que a todos les pareció lo mejor o adecuado, si fue lo que yo quise, y eso hace que hoy no deba rendir cuentas a nadie, explicar ningún motivo y seguir decidiendo respecto a todo lo que es mi vida.

martes, 13 de abril de 2010

Lunes 12


Al final del día me doy cuenta de muchas cosas, creo que la fortaleza que suelo tener baja un poco estando aquí, quizás es porque no debo cuidarme tanto, porque puedo caminar y sé donde estoy y sé que si encuentro a alguien hay muchas probabilidades de que sea alguien que va a sonreírme y Decir Algo grato a mis oídos.

Hoy las miradas y las voces dijeron: ¡Que bueno es verte!, los deseos y las palabras fueron siempre en positivo y las sonrisas fueron las más sinceras que no he visto en muchos meses, realmente en un par de años.

Estar en casa es una aventura que me hace sentir muchas cosas, nervios, alegría, un poco de expectativa que se crea conforme pasan los minutos y horas y sé que algo falta por pasar.

Ir por cada calle es reconocer lo que soy, la historia que hay detrás de lo que ahora los demás ven; La casa, la escuela, las avenidas, el parque, cada cruce de calles, el ruido, el calor, la energía del sol que siempre ha sido de las más intensas, los colores, el acento en las voces que dicen y dicen muchas cosas que logran hacerme pensar: hace mucho que no escuchaba decir eso.

La gente camina como yo a diario donde radico actualmente y seguramente no se dan cuenta de lo que tienen, de lo mucho que hay aquí y de lo que seguramente se quejan, y me encantaría decirles, no se vayan, nunca, no dejen lo que es aquí, porque realmente se extraña.

Un par de veces utilicé mi cámara, y de nuevo el árbol, las calles, la gente…la ciudad entera me tiene enamorada y será difícil dejar lo que aquí tengo, pero me queda el hecho de saber que siempre puedo volver y vivir nuevamente lo que hoy les cuento.

Me siento extraña, hoy sentí miedo de no saber donde estaba, las calles cambiaron, dude, ¿estaré dirigiéndome en sentido contrario?...

En un semáforo en rojo mientras frente a mí cruzaban muchos autos a toda velocidad pensé: yo decidí, yo me fui… ¿Qué me detiene?

Cuándo vuelvo a mi habitación, la veo como antes, parece que nunca me fui de este lugar, lo que la hace un poco distinta es mi enorme maleta en un rincón, apenas hoy la vacié y acomode la ropa en mi closet, y mientras lo observo me doy cuenta de que la ropa ahora es distinta, de la talla ni hablar, pero soy otra mujer.

A un lado se mantiene intacta la repisa con libros y fotografías, he cambiado, mucho, poco, mejor, peor, hay de todo en cada imagen, pero aunque físicamente y en comparación me vea tan distinta, soy yo, reconozco esa mirada, en ella encuentro anhelos de cosas importantes, sueños, ideas y también melancolía…

Dicen que no se puede tener todo en la vida, quizás no al mismo tiempo, y esa melancolía podría reflejar algo que haya faltado en cada etapa.

Son muchas fotos, cada una tiene su historia, me tomaré el tiempo para mirar detenidamente y tratar de recordar que pasaba en ese tiempo, espero lograrlo, mi memoria se ha vuelto mala, y según el libro que leo actualmente eso se debe a los miedos guardados, así que ahora además de todo, hay más cosas que analizar.

Mi cama esta deliciosa, no es que sea cara ni mucho menos, es sólo que está rodeada de algo que es muy mío, logra atraparme y no sólo para dormir, si no para realmente poder descansar…extrañaba esto.

Algo que note de inmediato, es que antes de dormir pude apagar la luz y en casa no había ninguna otra encendida, siento calma, seguridad, siento que no soy yo como siempre cuidándome sola…

Apenas es el primer día…